La sonrisa, resultado de un estado de bienestar o placer, todo un desafío de nuestro propio cerebro.
Los primeros estudios sobre la sonrisa se remontan al siglo XIX, cuando el científico francés Duchenne de Boulogne utilizó el electrodiagnóstico y la estimulación, descubriendo que la sonrisa esta controlada por dos conjuntos de músculos; los músculos zigomáticos mayores y los orbicularis oculi.
Los zigomáticos mayores se extienden por la parte lateral de la cara, tirando de la boca hacia atrás para dejar al descubierto los dientes y aumentar el tamaño de las mejillas.
Los orbicularis oculi hacen que los ojos se achinen cuando sonreímos y son los culpables de las odiadas “patas de gallo”.
¿Sabes cómo detectar sonrisas falsas?
La sonrisa, además de un impulso, es una herramienta o recurso social que usamos a diario. Muchas veces escondemos detrás de una sonrisa lo que realmente pensamos. Otras ocasiones son comodines que usamos cuando nos importa poco lo que alguien nos está contando y no queremos caer en la descortesía, te suena esto ¿verdad?
Fingir sonrisas es posible porque los músculos zigomáticos mayores pueden controlarse a voluntad, lo que permite lucir sonrisas de oreja a oreja cuando se quiera. Los orbiculares oculi, por su parte, se activan de manera inconsciente, ellos te revelerán si una sonrisa en sincera o fingida. Si los ojos se arrugan es de las buenas.
Cuando dudes de la honestidad de una sonrisa, mira los ojos y no la boca, ellos te darán la respuesta
¿Cómo explica esto la ciencia?
Al sentir placer, las señales pasan a través de la parte del cerebro que procesa las emociones, lo cual estimula los músculos de la boca, las mejillas se elevan, los ojos se entrecierran y suben y las cejas se hunden levemente.
Reír libera endorfinas con una composición química similar a la morfina y la heroína, lo que causa un efecto tranquilizante en el organismo, además de fortalecer el sistema inmunitario, lo que explica porque la gente feliz enferma menos.
Paul Ekman descubrió que las personas sentimos atracción hacia las caras sonrientes, ya que afectan de manera positiva a nuestro sistema nervioso autónomo. Cuando alguien nos sonríe, le devolvemos la sonrisa y liberamos endorfinas.
Las personas sentimos atracción hacia las caras sonrientes
Paul Ekman
Charles Darwin enunció la hipótesis del feedback facial y la neurociencia moderna le ha dado la razón. Esto explica por qué es beneficioso sonreír a quien no pasa por su mejor momento o que nos sonrían cuando estamos mal nosotros. Sonreír y cambiar la postura corporal ayuda a transformar emociones.
La risa y el humor son rentables
Karen Machleit, profesora de marketing del Collage of Business Administration de la Universidad de Cincinnati, descubrió que añadir humor a la publicidad aumenta las ventas. Usar el humor en campañas publicitarias incrementa las probabilidades de que el consumido acepte las propuestas de la publicidad y aumenta la credibilidad de la fuente.
Añadir humor a la publicidad aumenta las ventas
Karen Machleit
Un anuncio divertido con una persona famosa se acepta incluso con mayor rapidez. A quién no le hace gracia ver a George Clonney ataviado con esa aparatosa armadura metiendo la pata en el anuncio de Nespresso.
Demostrado, las sonrisas y la risa regeneran el sistema inmunitario, defienden el organismo contra enfermedades, medican el cuerpo, venden ideas, enseñan mejor, fomentan las relaciones sociales y alargan la vida. Además, hacen que tu día y el de los que te rodean sea mejor.
¿Aún dudas del poder de una sonrisa? Pues empieza a sonreír ahora mismo y prueba, a ver qué pasa.
Te deseamos una vida feliz y llena de sonrisas